En muchos ambientes religiosos las emociones tienen mala prensa, se les asigna el lugar de poco confiables, inferiores a la razón y se las etiqueta como peligrosas. Si bien todas estas connotaciones negativas pueden tener su razón de ser dependiendo del contexto, también por esta razón muchas veces nos encontramos dándoles poca importancia a la dimensión emocional del diseño divino del ser humano. Dios nos ha hecho seres emocionales.
Hagamos una pausa por un segundo y pensemos en el origen etimológico de la palabra emoción. Esta proviene del latín emovere que significa el impulso que induce a la acción. E-moción, como la palabra lo indica, tiene que ver con una “moción”, o movimiento. Y he aquí algo clave para nuestra vida: Nuestras emociones fueron diseñadas en la sabiduría de Dios, para movernos. Son, podríamos decir, el combustible psicológico que necesitamos para cambiar. Sin emoción, no hay movimiento, crecimiento o cambio. La posibilidad de abrirnos a un cambio y lograrlo, va a tener siempre un componente emocional. De manera que, si estás necesitando un cambio a nivel personal, familiar o espiritual, sigue leyendo, lo que estás sintiendo, tanto negativo como positivo, serán tus aliados para el cambio. Inclusive tus emociones negativas fueron diseñadas para sacarte del lugar negativo en donde estás. La incomodidad o el sufrimiento emocional movilizan.
Pensemos juntos ahora sobre grandes e importantes momentos de nuestras vidas. Todos y cada uno de ellos ¿no han estado fuertemente marcados por emociones? Una graduación, el casamiento, el nacimiento de un hijo, el viaje tan esperado, el reencuentro con un ser querido, aceptar a Jesús, etc. Los recuerdos e imágenes que vinieron a nuestra mente mientras leíamos estas líneas, fueron registrados gracias a las emociones que esas situaciones nos provocaron dándonos la posibilidad de convertirlas en memorias. Sin emoción, recordamos muy poco. El sistema límbico, el hipocampo y la amígdala, entre otros, se encargan de conectar las emociones con los recuerdos.
Hasta aquí, hemos aprendido que las emociones nos motivan a movernos, a accionar y hacen posible el cambio. Inclusive cuando algo nos emociona mucho solemos decir “me movilizó mucho”. Por otro lado, mencionamos también, que las emociones, participan en los procesos de memoria, permitiéndonos recordar o almacenar mucho mejor lo que más nos ha movilizado.
Con todo esto en mente, vamos a agregar un tercer punto importante para una vida emocional sana. Un protocolo muy práctico para entender cómo cambiar ambientes emocionales de naturaleza grupal, familiar o personal. En el próximo párrafo está resumido el protocolo de un solo paso (sí, has leído bien, estos no son las 7 claves o los 5 secretos de tantos otros consejos que hemos recibido en los que siempre olvidamos cuál era el número 2 o el número 5, aquí solo hay un paso, así que es imposible olvidarlo), como leíste entonces, tengo buenas noticias. Esto se trata de un solo movimiento que comenzará un cambio emocional en efecto dominó para ti, tu familia o iglesia.
Para entender el protocolo de un solo paso, tomate un minuto para pensar en que sientes cuando sientes miedo. Puedes tomar un papel y hacer una lista de lo que sientes o escribir aquí en el margen. Si respondes como yo y tantos otros responderían, seguramente experimentas junto al miedo: ansiedad, inseguridad, incertidumbre, indecisión, tal vez tristeza, impotencia, parálisis, etc. Muy bien, que bueno que estemos pensando y sintiendo juntos. Ahora continuemos, trata de reflexionar en que sientes cuando no sientes miedo. Sí, ¿cómo es que se siente no tener miedo?, tal vez sentir valentía. Y además de esa valentía, qué más sientes, ¿ánimo? ¿puede ser que también sientas tranquilidad, seguridad, alegría, fortaleza, alivio, etc?
Fíjate en lo que acaba de suceder con el ejercicio del párrafo anterior, y lo que hemos aprendido juntos. Aquí va: Las emociones funcionan en familia. Si invitamos al miedo, el primo inseguridad, la mamá incertidumbre y la tía impotencia se sentarán a la mesa también. La buena noticia (siempre hay buenas noticias en los diseños de Dios), es que las emociones positivas también funcionan en familia, y con invitar a una sola de ellas, toda la familia se sentirá bienvenida. Aún más, la investigación empírica muestra que cuando la emoción está relacionada o conectada a una dimensión espiritual, tiene mucha más tracción o fuerza para traer más emociones positivas y cambiar el ambiente emocional de la persona, el grupo y por qué no la iglesia. Así es como el agradecimiento, la esperanza, la paz al tener una dimensión o anclaje espiritual, traen una familia de emociones positivas, sanas y poderosas para ayudarnos a permanecer más sanos y resilientes emocionalmente.
Que puedas usar este simple protocolo de un solo paso para pasar de un estado emocional negativo a uno positivo, ayudándonos y ayudando a otros a vivir emocionalmente más sanos.