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¿Escuchaste a un amigo decir alguna vez “la vida no tiene sentido”?
¿Lo pensaste o dijiste en alguna ocasión?

La propuesta de hoy es hablar sobre esto. ¿Por qué aparece la idea de quitarse la vida?

La realidad es que sentirse triste, desanimado, incomprendido o con desesperanza, es parte de las crisis de la vida en general; sin embargo, durante la adolescencia hay más vulnerabilidad debido a los grandes cambios que el cuerpo y la mente están experimentando.

Construir tu propia identidad, adaptarte a los cambios de apariencia, sentir que no encajas como niño ni adulto, resolver la relación con tus pares y padres, tomar nuevas decisiones, y encima lidiar con problemas extras (bullying, separación de padres, problemas familiares o económicos, soledad, mudanzas, entre otras), pueden sumirte en una verdadera montaña rusa de pensamientos y emociones.

Es en esos momentos de bajón y profundo “dolor psíquico” donde la idea de no vivir más puede aparecer, ya que la muerte se presenta como una alternativa para dejar de sufrir, porque es importante que sepas que nadie realmente desea dejar de vivir.

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¿CÓMO AYUDARTE A TI MISMO SI ESTÁS PASANDO POR ESTO?
  1. PRESTA ATENCIÓN A TUS EMOCIONES

    Es normal que a veces tu vida emocional sufra altibajos, momentos de mucha alegría o tristeza, de miedo, incertidumbre o enojo. Sin embargo, si te descubrís pensando en morir, o experimentas sentimientos recurrentes de vacío y angustia, ganas de lastimarte (o ya lo haces), no lo evadas ni esperes que se pase solo. Puede que estés entrando en una depresión. ¡Busca ayuda lo antes posible!

  2. ANALIZA TUS ACTITUDES Y TRABAJA EN ELLAS

    La vida a veces tiene situaciones difíciles que irrumpen sin pedir permiso, pero, a pesar de no poder evitarlo, siempre tendrás la libertad de elegir cómo responder; sólo tú decides con qué actitud enfrentarás lo que vives. Una actitud positiva consiste en transformar el dolor en algo útil para ti mismo y los demás (por ejemplo, a través de la música, la escritura, el deporte, entre otras acciones posibles) Te invito a que busques en la web la historia de Ana Frank, sin duda te inspirará en este sentido.

  3. IDENTIFICA LO QUE TE HACE SENTIR BIEN Y HACELO

    Todos sabemos que hay conductas que nos levantan el ánimo y otras que nos bajonean un poco. Intenta, a pesar de sentir desgano, practicar las actividades que te saquen de ese estado negativo. Haz deportes, practica hobbies, aprende algo nuevo, ayudar a otras personas, pasa tiempo con Jesús, ilusiónate con proyectos, alimenta tus sueños; todo eso aumentará tus ganas de vivir.

  4. FORTALECE TUS VÍNCULOS

    Pasar tiempo con tu familia y amigos, compartir tus sentimientos y emociones con ellos, es fundamental para sentirte bien. Nunca te alejes de las personas que te quieren e intenta confiar en ellas.

  5. IDENTIFICA LO QUE TE HACE SENTIR VACIO Y EVITALO

    Conductas como el aislamiento, el exceso de tiempo en las redes sociales, las amistades tóxicas, música-series-videos o tik tok con mensajes oscuros o poco constructivos, el consumo de alcohol o drogas, entre otras, pueden ser atractivas y placenteras en un principio, pero luego generan un efecto rebote negativo, trayendo sensaciones de bajón muy peligrosas. Por eso lo mejor que puedes hacer es evitarlas.

  6. BUSCA ADULTOS EN QUIENES CONFIAR

    Aunque tus padres y otros adultos parezcan no entenderte y te decepciones, los necesitas más de lo que crees. Dales la oportunidad de ser parte de tu vida. No pretendas protegerlos de tus problemas, son ellos los que tienen que cuidarte a ti y por lo general están más dispuestos y son más capaces de hacerlo de lo que te parece. Sin embargo, si no fuera así, siempre habrá algún otro familiar, profesor, preceptor, padre de amigo, pastor u otro adulto que con todo cariño te brindara sus consejos o te ayudará a conseguir la ayuda que necesites.

  7. PIDE O ACEPTA AYUDA PROFESIONAL

    Ese espacio privado puede permitirte mejorar tu autoestima, fortalecerte internamente y realizar los cambios que precisas para estar mejor.

¿CÓMO AYUDAR A UN AMIGO QUE ESTÁ PASANDO POR ESTO?
  1. CREELE SIEMPRE

    No minimices ni subestimes sus expresiones de desesperación o tristeza, puede ser más serio de lo que piensas.

  2. ESCUCHALO CON ATENCIÓN

    Si lo ves triste muéstrate dispuesto a escucharlo, sin juzgarlo, interrumpir o quitarle valor a sus pensamientos y sentimientos. Puedes decir “no estás solo”, “te entiendo”, “no debe ser fácil”. No tengas miedo de dejarlo llorar, eso siempre alivia; también un simple abrazo o palabras de afecto ayudan mucho.

  3. GUIALO A BUSCAR AYUDA

    Chequea si hay adultos en los que tu amigo pueda confiar y motívalo a hablar con ellos para que puedan ofrecerle la ayuda psicológica que necesita. Puedes ofrecerte a acompañarlo si no se anima a hacerlo solo, y busca también el apoyo de tus propios padres.

  4. NO TE HAGAS EL SUPERHÉROE

    Si tu amigo no acepta pedir ayuda de un adulto no creas que tu solo puedes ayudarlo, sino busca a un adulto responsable. Sé que puede ser una decisión difícil porque es probable que tu amigo se sienta traicionado o te pida que no lo hagas, pero su vida es más importante, y te aseguro que un día te lo agradecerá.

 

Y no quiero cerrar este artículo sin compartirte el testimonio de Mariela. No te pierdas un solo detalle, porque cada palabra es oro:

“Hace unos meses atrás no hablaba con nadie, pensaba que sola podía… pero estaba equivocada. Gracias a la intervención de un pediatra llegué a hablar con un psicólogo. Después de unos meses tuve dos intentos de “querer morir”. A la primera persona que se lo conté fue a un adulto y creo que fue una de las mejores decisiones que pude tomar.

Lo que aprendí en estos meses es que no soy una molestia para nadie (aunque así lo pensaba), no soy quien debe cuidar al adulto, es al revés (el adulto me debe cuidar a mi). Ahora sos vos el que debe tomar la decisión de buscar la ayuda de un adulto (aunque sea imperfecto), si es que tenés ideas de morir. No te lastimes, ¡vales mucho! Permitite estar triste, que no va a ser para siempre; no esperes a que se llene el vaso…. Si vas al psicólogo, intenta confiar en él, que no le va a decir a nadie; hacelo por vos.

Fuimos creados por Dios para vivir, NO para morir. Creo que Dios me ayudó mucho a tener la fuerza de voluntad para no volver a lastimarme, también para aprender a quererme y valorarme más, como él me valora y me ama”. (Mariela, 15 años, de Buenos Aires, Argentina)

¡Qué bueno que seguiste hasta el final!

Ahora, para terminar, te invito a que leas con atención los evangelios, tal vez con una versión actual de la Biblia como la Nueva Traducción Viviente (NTV) o la Biblia Lenguaje Actual (BLA) que puedes encontrar inclusive en internet.

La propuesta es que investigues sobre el carácter de Jesús, estudies sus actitudes ante las dificultades y descubras cómo trataba a las personas que sufrían. A veces no vemos claramente el carácter de Dios, reflejado en la vida de Jesús: que es su amor incondicional.

Por eso hazte preguntas, no te quedes con lo que otros te dicen, sino investiga por tu cuenta. Cuando ores sé honesto, no digas lo que sabes que se espera de ti como “hijo bueno”.

Él está deseoso de responder a tus inquietudes y mostrarte el gran amor e interés que tiene de que seas feliz y desees vivir. En San Juan 10:10 Jesús te dice “Yo he venido para que tengas vida y la tengas en abundancia”. ¡Confía en que esto es cierto!

Para finalizar, ¿recuerdas el título del artículo: “Game Over: renunciando a vivir”?
Te propongo que lo cambiemos por “The game begins: elijo vivir”, ya que, con Jesús al lado, la vida recién comienza.

 

*La Lic. Melisa Marrero es psicóloga especialista en adolescentes. Si deseas reservar una sesión con ella, puedes encontrarla en nuestro directorio profesional.

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