Octubre, un hermoso mes en el país donde nací. En Argentina, las flores empiezan a aparecer, los pájaros a cantar más temprano y los días a ser más calurosos. Empieza la primavera.
Con los años fue tomando un significado diferente porque falta poco para que llegue la navidad, luego porque queda menos para que terminen las clases, hace unos 15 años, porque es mi aniversario de bodas. Pero este año es diferente porque me di cuenta que es el mes en que se busca concientizar sobre el cáncer de mama.
Soy psicóloga y “tengo/tuve” cáncer de mama. Lo digo así porque todavía no se si el cáncer se cura totalmente, o es algo que hay que ir enfrentando toda la vida.
Cuando me enteré, la llamé Jezabel, porque como Elías (1 Reyes 19:3-8) fue la primera vez que tuve miedo de morir. Pero con la ayuda de mi familia, los médicos y Dios puedo ver que Jezabel vino a enseñarme un par de cosas.
Primero que, como Elías, necesitaba descansar, comer y buscar a Dios. Las primeras dos fueron más fáciles, porque quería vivir, porque el cuerpo me lo pedía y porque debía enfrentar los tratamientos. El tercero me costó un poco más, porque sí lo busqué, después me enojé y lo peleé, después lloré mucho, después confié, después me enojé y así el círculo sigue y sigue.
Por otra parte, me sirve pensar que “tuve” cáncer de mama, porque los tratamientos, a los que gracias a Dios pude acceder, fueron difíciles, desgastantes, mutilantes, pero me sanaron y hoy puedo seguir despierta. Porque mi cuerpo se reseteó, porque a pesar de haber quedado un poco machucada y desgastada, hoy puedo caminar, pensar, bailar, comer, incluso amar.
Pero también me sirve pensar que “tengo” cáncer, porque todo lo que aprendí en este sinuoso camino lo puedo mantener para seguir creciendo:
Que nada es tan terrible en el tiempo como parece en el momento que pasa.
Que Dios permite la prueba, pero también te acompaña a atravesarla y te bendice con personas que van con vos trechos necesarios para los dos.
Que no sos el único que sufre con esta enfermedad, los que te rodean también, pero vos sos responsable de sanar tu cuerpo y corazón y ellos el suyo.
Que nadie tiene la culpa de que estés pasando por esto, es lo que toca y algún día sabremos porqué.
Qué son etapas que se superan y que cada cosa tiene su tiempo, en mi caso empezó con quimioterapia, luego cirugía, radioterapia y asi.. pero se festeja cada una cuando se termina.
Que hay otras personas pasando por lo mismo, sin ser lo mismo, porque cada uno tiene su cáncer, su lucha es diferente, su cuerpo es diferente y (aunque me cueste) es importante agradecer el que nos tocó.
Que Dios preparó a personas para que te acompañen de diferentes maneras, agradece a cada una y acepta su forma.
Que las personas pueden decir cosas que lastiman, sin querer hacerlo o si, pero también influye como lo tomamos. Incluso ayuda poder alejarnos hasta recuperar fuerzas.
Para terminar, me gustaría compartirte una frase que me ayudó mucho en momentos de dolor y dificultad, cuando sentía tristeza y desesperación; pero también intento recordarla en los momentos buenos: “Esto también pasará”.
Porque las sesiones pasan, el pelo crece, los kilos vuelven, los dolores cesan, todo pasa. Porque hay que vivir la vida, disfrutar el momento, querer a las personas cuando están, perdonar a los que nos lastimaron porque los minutos no vuelven, las horas se van. Porque la vida es una sola y nosotros decidimos cómo vivirla.