No es la faceta de mi personalidad que más me agrada, pero a menudo me encuentro corriendo detrás de situaciones que considero “urgentes” y que requieren de una solución “inmediata” e “impostergable”; y, cuando tales situaciones no surgen espontáneamente, me hallo entretenida generándolas.
Si compartes esta característica, y trabajas fuera de tu casa, quizá te identifiques con la siguiente rutina: Comes un desayuno pobre y corres hacia el trabajo. Luego de unas tres o cuatro horas de intensa actividad, almuerzas con rapidez mientras resuelves mentalmente, o peor aún, con el celular en la mano, algunos problemas que no has podido solucionar durante la mañana. Vuelves rápidamente a tu trabajo y pasas allí otras tres o cuatro horas cumpliendo órdenes, atendiendo a gente con problemas, recibiendo llamadas telefónicas, vendiendo, limpiando y/o reparando lo que está roto. Regresas a casa exhausto y comienzas a ocuparte de aquellas cosas que no pudieron realizarse durante el día: compras personales, trámites, orden y limpieza de la casa o del auto, etc.
Si, en cambio, permaneces todo el día en casa, quizá te resulte familiar esta otra descripción: En cuanto terminas el desayuno, si es que te das ese tipo de lujos, el reloj comienza a correr una carrera contigo. Realizas una gran cantidad de actividades, muchas de ellas al mismo tiempo y, no importa cuánto te esfuerces por ganarle al minutero, llega el momento, compartido por todas las mujeres alrededor del mundo, en que gritas: ¡Oh no, ya son las 11:00! y te apresuras a cocinar un rápido almuerzo para los hambrientos comensales que están por llegar. El funcionamiento de la casa, el cuidado de los niños, las compras, los trabajos para la iglesia, las reuniones escolares, los viajes para llevar y traer a tus hijos de la escuela, del gimnasio o de la casa de sus amigos, insumen no sólo todo tu tiempo sino también tus energías.
¿Cómo lograr en medio de ese tumulto de responsabilidades un momento de calma y serenidad? ¿Cómo mantener a lo largo del día un espíritu tranquilo y un trato amable con los demás, especialmente con los de nuestra propia familia?
He aquí algunos consejos muy conocidos pero que son de gran utilidad:
- Dedica los primeros momentos de la mañana, no importa a qué hora te despiertes, a hablar con Dios. Esta conexión, que debe mantenerse ininterrumpida durante el día, es indispensable para obtener fuerzas y desarrollar paciencia.
- Toma un buen desayuno. Incluye, en lo posible, alimentos ricos en vitamina B (avena, nueces, germen de trigo, etc.).
- Pide a Dios que te ayude a realizar un plan de actividades realizable, estableciendo un orden de prioridad para cada tarea.
- Adhiérete al plan de actividades propuesto pero sé lo suficientemente flexible como para poder postergar actividades que estaban planificadas cuando surgen imprevistos que impiden su realización en un tiempo razonable. “Es mejor dejar de hacer algunas cosas que se habían planeado para el día de trabajo, que excederse y tensionarse, con la consiguiente pérdida del valor necesario para llevar a cabo las tareas del día siguiente”. Mente, Carácter y Personalidad, tomo 2, pág. 386.
- Respeta tus horarios de descanso y haz que los demás también los respeten. No uses tu tiempo libre para adelantar el trabajo del día siguiente.
- Procura disponer de algunos momentos a solas o de buena compañía para disfrutar de la naturaleza, de una buena música o de la lectura de un libro inspirador.
- Libera tensiones a través de alguna actividad física o deporte.
- Si te enfrentas a una persona que está molesta contigo, especialmente si se trata de niños pequeños, respira hondo, haz una corta oración y esfuérzate por controlar el impulso de responder inadecuadamente.
- Deposita toda tu confianza en Jesús quien prometió regalarte una porción de su propia paz, una paz especial que no se compara con la que el mundo puede ofrecerte (Juan 14:27).
La Dra. Laura Oros es Doctora en Psicología e investigadora de PsySon. Si necesitas apoyo profesional para tratarte sobre este tema u otro, nuestro equipo de psicólogos está a tu disposición. Conoce más aquí: https://psyson.org/es/terapiaonline.