“Algo malo puede suceder” susurra la ansiedad a nuestra mente. Esta emoción, cuando es adecuada, es un mecanismo cerebral que nos prepara para posibles amenazas. Sin embargo, cuando la ansiedad es inapropiada, aparecen diferentes síntomas físicos y emocionales desagradables, que afectan la autonomía personal de quien la sufre. Por lo tanto, es importante gestionar la ansiedad para gozar de buena salud y bienestar.
Precisamente, la Biblia nos enseña a cómo gestionar esta emoción. Descubramos a continuación un “ansiolítico” espiritual en un texto de los Salmos.
El rey David dijo: “En el día que temo, yo en ti confío” (Salmos 56:3). Siguiendo el ejemplo del salmista, cuando el temor invade, es el momento de confiar en Dios. Es entonces, la ansiedad una invitación a confiar en el Todopoderoso. Es interesante observar que David no niega su estado emocional, es decir, reconoce su temor, sin embargo, inmediatamente busca el remedio espiritual para la ansiedad: la confianza en Dios.
Además, como sabemos, el contenido de nuestros pensamientos influye en nuestro estado de ánimo. La Biblia dice: “Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él” (Proverbios 23:7). En este sentido, la confianza en Dios viene acompañado de una serie de pensamientos: “Dios está al control”, “no estoy solo”, “Dios cumplirá sus promesas”. Tales pensamientos amortiguan el impacto de la ansiedad en nuestra vida. Es por esto que, cuando la ansiedad nos dice: “va ser peligroso”, la fe nos dice: “Dios está al control”. Sucede que la ansiedad mira el poder del problema, pero la fe mira el poder de Dios.
Ahora, es probable que estés cuestionado tu falta de fe y preguntándote: ¿Qué hago para fortalecer mi confianza en Dios? Como toda relación entre personas, la confianza se desarrolla manteniendo una comunicación permanente. Con Dios, esto es sencillo: Él nos habla por medio de su Palabra (La Biblia) y nosotros le hablamos por medio de la oración. Es de este modo, como la fe encuentra un terreno fértil para crecer y desarrollarse. Porque la confianza en Dios es resultado de relacionarnos diariamente con Él.
Querido lector, si hoy la ansiedad está oprimiendo tu vida, escucha lo que Jesús tiene para decirte: “No temas, cree solamente” (Marcos 5:36).